Me enamoraría de cualquiera que me trajera un ramo de
margaritas y me dijera que la vida sin mí no tiene sentido. De cualquiera que
me llevara a un campo de girasoles a girar a su compás para mirar el sol. De
cualquiera que me prometa el cielo y lleve una tormenta dentro. De cualquier
persona que decidiera sacarme una noche a bailar bajo las estrellas de ninguna
parte. De cualquiera que me ofreciera una noche de música, carretera y pies en
el salpicadero.
Quizás es que soy fácil de enamorar, o puede que me haya
cansado de hacerlo todo más complicado. Ya basta de filosofía y de no dormir
por la noche. Yo quiero una vida sencilla, aunque con alguna sorpresa. Quiero
soñar contigo abrazándome sin pensar por qué o cómo. Porque sí. El secreto está
en dejarse llevar y en los atardeceres, en bailar por casa, en sonreír sin
motivo.
Vamos, bonito, ven aquí. Vamos a vivir la vida sin
complicaciones. A vivir unos días en sitios de cuento, a renovar esperanzas, a
creer de nuevo.
Venga, que por mucho que te escondas alguien acabará
encontrándote. Déjame ser yo quien te saque de ese vacío tuyo.