jueves, 26 de enero de 2012

que le jodan al copyright


Antes de que digas nada y rechaces todo esto de pleno, dime al menos dónde puedo encargar a alguien como tú, igualito a ti, aunque sea una copia barata, no me importa, lo daré por válido. Pero encárgate de que venga con todos tus defectos incluídos en el precio. Pídeles que me plagien tu esencia, y tu estúpida forma de reírte de mí. Que hagan una absoluta fotocopia de la manera que intentas ignorarme, y hacer como que me buscas a un metro por debajo de mi cabeza. Lo quiero igual de idiota, con la misma iniciativa, no me importa pagar gastos adicionales.
Diles que no escatimen en tus detalles, y que le jodan al copyright pero quiero calcadas todas tus palabras. Que no le cambien tu ideología, que siga sabiendo lo que quiere y hasta qué punto. Que le falten horas a sus días y que venga a robármelas a mí después, aunque sea de madrugada. Pídeles que encuentren la fórmula que tienes para que me sea imposible pensar que hay algo más entre tú, yo y nuestra circunstancia. Aprovecha la oferta y exige que me lo envíen sin gastos de envío, con solo ganas de mí. Y si no es posible eso, pide al menos la garantía y asegura mi corazón a todo riesgo, porque últimamente está hecho mierda y no quiere ver a nadie más que no seas tú.

lunes, 16 de enero de 2012

No llores pequeña


-¿Por qué lloras pequeña?¿ Por qué esos ojos tan tristes y por qué tanta tormenta en tu corazón? Y no me digas que no, que desde aquí se oyen los rayos y los truenos. No sabes la pena que me da verte con esa cara tan triste. Me dan ganas de abrazarte y mimarte durante toda la tarde hasta que se te pase, y se dibuje una fina línea en tus labios. Como cuando nos reíamos juntos porque te ponías perdida de pintura, y lo manchabas todo, y aún así sobrevivías al desastre de tu habitación, ¿recuerdas? Me dan ganas de acariciarte el pelo, hasta que se te quiten esos ojos de llorar que tienes. A mí me gustan más cuando su brillo de alegría inunda mis pupilas. Eres demasiado bonita para llorar, Paula, aunque tú no lo sepas. Y me duele tu miedo, me duele tan dentro que se me pega a las costillas y contagia toda mi habitación. Porque no sé que te pasa. ¿Qué te pasa Paula? ¿Por qué te has cansado de vivir?-le dijo Juan, mirándola fijamente a los ojos. Paula agachó la cabeza y se acurrucó en el sofá como una niña pequeña.

Paula tiene 25 años y cuando se mira al espejo no sabe a quién está viendo. No sabe quién es, no se reconoce, se busca en la mirada y no se encuentra. Paula tiene 25 años y está perdida.

domingo, 8 de enero de 2012

Lucha de gigantes


No puedo mentirte. Es cierto. Soy una soñadora. Una soñadora en este mundo de perfectos, de cuadrículas infinitas. Cuando era pequeña me creaba un tarrito de deseos y los iba depositando dentro poco a poco, como si así pudiese comprar la felicidad. Me gusta leer y vivir historias imposibles porque creo en la magia de las letras. Escribo para desahogarme, para mostrar a los demás un pedacito de mí y no cerrarme entre muros de papel que al final nunca sirven para nada. Por la noche vuelo en el barco de Peter Pan sobre la ciudad y empapelo las paredes de mi casa con Campanillas de colores. Odio a los superficiales; critican lo que no se puede cambiar y son ciegos a la verdadera belleza. Me esfuerzo por vivir, no por sobrevivir y me gustan, me encantan las estrellas.
No puedo mentirte. Es cierto. Soy una soñadora.
Y si he logrado ver más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes.

miércoles, 4 de enero de 2012

Y comernos el mundo, vaya ilusos.


Grítame todo lo que no quiero oír, todos mis defectos, las cosas que no soportas de mí. Héchame en cara, todas y cada una de las veces que te hice sentir mal, que te decepcioné, que te hice pensar eso de "pensaba que eras diferente". Enfádate conmigo. Dime todo eso que la gente no le dice a los demás, dime lo que verdaderamente piensas de mí. Pero después de eso, hazme un favor, solo uno. Dime que me quisiste, que en algún tiempo o lugar, lo has hecho.

Escondía las lágrimas en las páginas de los libros.


Marta con sus labios rotos por el frío. Marta con sus tacones. Marta quemando la noche. Marta con sus amantes. Marta con su risa a borbotones y sus lágrimas escondidas en las páginas de los libros. Marta que esta hecha de cicatrices, que sólo busca un alma sin espinas. Marta y su corazón vacío, y el pecho martilleando. Marta es la lluvia, la gris melancolía de los días, es todo lo que tú la pidas que sea. Puede ser incluso tu "todo", pero solo si se lo pides con amor. Porque, aunque ella no crea en todo eso, todo el mundo necesita un poco de amor de vez en cuando ¿sabes?. Alguien que te abrace por la espalda, te susurre al oído  "estás en cada latido" y te coma a besos hasta morir de amor, o de ganas. Marta y sus treinta años. Marta y su "todo me va bien". Marta, que tuvo mucha prisa, que le gusta correr, y se salió más de una vez. Marta y sus excesos. Marta que sigue en pie. Marta que tuvo mil historias y algo en que creer. Marta es el verbo en carne viva, es la palabra escrita en tu frante, es el adjetivo que califica tus noches. Marta que no deja que jueguen con su piel, que se pierde en la ciudad, que seduce a la noche con su falda. Marta paseando los domingos de la mano de otro y los lunes corriendo hasta tus labios. Marta, que lleva la vida buscando un "te quiero" y solo se encuentra un "me lo que pasado muy bien esta noche".