lunes, 16 de enero de 2012

No llores pequeña


-¿Por qué lloras pequeña?¿ Por qué esos ojos tan tristes y por qué tanta tormenta en tu corazón? Y no me digas que no, que desde aquí se oyen los rayos y los truenos. No sabes la pena que me da verte con esa cara tan triste. Me dan ganas de abrazarte y mimarte durante toda la tarde hasta que se te pase, y se dibuje una fina línea en tus labios. Como cuando nos reíamos juntos porque te ponías perdida de pintura, y lo manchabas todo, y aún así sobrevivías al desastre de tu habitación, ¿recuerdas? Me dan ganas de acariciarte el pelo, hasta que se te quiten esos ojos de llorar que tienes. A mí me gustan más cuando su brillo de alegría inunda mis pupilas. Eres demasiado bonita para llorar, Paula, aunque tú no lo sepas. Y me duele tu miedo, me duele tan dentro que se me pega a las costillas y contagia toda mi habitación. Porque no sé que te pasa. ¿Qué te pasa Paula? ¿Por qué te has cansado de vivir?-le dijo Juan, mirándola fijamente a los ojos. Paula agachó la cabeza y se acurrucó en el sofá como una niña pequeña.

Paula tiene 25 años y cuando se mira al espejo no sabe a quién está viendo. No sabe quién es, no se reconoce, se busca en la mirada y no se encuentra. Paula tiene 25 años y está perdida.