Ella se sentía como media persona.
Media persona con media alma.
A veces, cuando cerraba los ojos muy fuerte, podía sentir que, lentamente, su cuerpo dejaba de pesar. Se volvía liviana, ligera y transparente, como el viento, como el vapor de agua .En esas ocasiones subía, subía y subía, hasta rozar el cielo con los dedos, rodear la Luna y bordear el Sol.Y es que era solo en esas ocasiones cuando podía ver, desde arriba, a su otra mitad, buscandola desesperada entre la multitud, palpando rostros que no le decían nada y sonriendo sin querer.
Pero entonces estaba tan alto que ya no podía dejarse caer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Un rebelde