Vamos, olvídate de todo y sácame a bailar. Bailemos mientras
nos mira la luna y cantemos alguna de Sabina. Que todo sea como en aquel pueblo con mar una noche después de un
concierto, que nos comamos a besos y nos instalemos a vivir en un presente
eterno. No quiero volver al lugar de las
sábanas frías y las alcobas vacías, quiero que mi corazón vuelva a la
calma, ver el sol esconderse, esconderme contigo al bajar las persianas.
Ven aquí, y cántame
una canción al oído, que estoy loca
por conocer los secretos de tu dormitorio, que acaricies mi piel y que desnudos al amanecer nos encuentre la luna.
Somos jóvenes poetas insomnes, derramando tristeza en cada verso, sangrando
melancolía en cada palabra. Nada nos impide huir, fugarnos a ver el mar y
dedicar nuestra vida a contar atardeceres, a ser navegantes de sueños, a querernos
bien. Todos serían días de vino y mar. Sin tiempo, sólo con ganas. Y nos darían las diez y las once, las doce y
la una, las dos y las tres; y no importaría, porque juntos somos infinitos.Y es que, confieso que yo no quiero domingos por la tarde, no quiero columpio en el jardín, lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí. Y morirme contigo si te matas, y matarme contigo si te mueres. No quiero París con aguacero, ni quiero Venecia sin ti.
*Las frases en cursiva son partes de canciones de Sabina.