jueves, 19 de julio de 2012

en cada bocanda de humo


Se le nota el vicio en el color de los labios. Y en cada calada, da un pasito más hacia la explosión de su miocardio. Como si no se diera cuenta, o no quisiera dársela, se muere un poco más en cada bocanada de humo, y cuando llegue el final, ni siquiera se hará la sorprendida. Siempre fue de las que fantaseaban con suicidarse antes de los 30.