Tu olor me lleva a mundos raros, nuevos, extraños. Que yo me enamoro de
cualquier ciudad si es a tu lado, ya lo sabes. Y no hay peor adicción que coger
carretera y manta. Y parar de vez en cuando a tomarnos un chocolate caliente en
cualquier gasolinera desastrosa, acurrucarnos en tu viejo coche destartalado y
besarnos como si solo existiera el ahora, y ni el ayer ni el mañana nos
importaran lo más mínimo. Eso es lo que me gusta de estar contigo, ya sabes,
que vivamos en un espaciotemporal indefinido y que el mundo se pare
cuando me acurruco en tus brazos. Y que la gente se muera de envidia cuando nos
ve pasear juntos, de la mano, en medio de un diluvio universal sin paraguas,
porque el amor nos cubre enteros. Y bailamos, y cantamos y nos caemos y qué más
da. Somos jóvenes y mojarnos, caernos o emborracharnos es lo natural, ¿no? Pero
eso sí, prométeme que por mucho que me caiga tu me recogerás y que por muy
borracha que este tu me llevarás a casa sana y salva. Prométeme que me darás un
beso en la frente cuando el miedo invada mis vértebras y no me deje respirar.
Prométeme que eliminaremos la palabra "rendirse" de nuestro
diccionario y que la palabra "amor" será nuestra bandera. A cambio yo
te prometo mil besos en la espalda, aprenderme de memoria tus lunares y hacerte
dibujos por la piel. Enseñarte a escuchar los susurros del mar y a interpretar
las luces nocturnas. Te enseñaré los rincones que esconde mi alma y te cantaré
en voz baja a que sabe la libertad. Vamos pequeño, que el mundo nos está
esperando y quiero morir con el olor de tu colonia y los tacones puestos.