sábado, 24 de diciembre de 2011

24 de diciembre


Angustia frente a la televisión. Galas sin sentido. Felicidad por todas partes menos dentro de mí. El sinsentido de esta fiesta, si Jesús ha nacido a mi me da igual. La cena se enfría y cada vez hay menos gente que crea en esto, todo cambia. Todo. Recuerdo cuando era pequeña y era todo más fácil. El árbol de Navidad muy pequeño, los regalos baratos, la casa pequeña y con ratoncitos en el desván… pero había ilusión. Ahora no queda nada. Ya no sé si lloro por la cebolla o por lo triste de este día. La nostalgia de los que no están, de los abrazos que me gustaría dar y lo lejos que tengo a personas que quiero. Y el teléfono se deshace con una voz a otro lado, la vida cansa, ya nada va a ser lo mismo. Qué triste se antoja el mar, las calles, solitarias, las ventanas con luz. Que frío hace fuera, y como me congelo aquí adentro. He pasado muchas nochebuenas y ninguna cayó en 24 de diciembre. Como pesa la vida cuando pasa. Como duele recordar. Como quema la nostalgia cuando te va quemando y sólo te quedan trocitos de recuerdo que si piensas, ya no tienen ningún sentido. Mirar hacia el fondo del pasillo y verte sólo a ti. Recuerdos al cielo, te mando un ramo de nubes y besos, por aquí todo sigue igual… de triste. Y cada 24 te recuerdo y se me encoge el corazón. Y cada jueves 22 me vuelvo a apoyar en el marco de la puerta sin creerme que te hayas ido, y se vuelve a empapar todo. Por este suelo no hay quien nade, y aún tengo resto de olor a cebolla en mi nariz. Y a ver quién para ahora de llorar.. y qué pasará si me ahogo.