sábado, 31 de diciembre de 2011

31 de diciembre de 2011


Hoy, menudo día. Hoy es el día en el que todas las personas se paran a pensar qué quieren para el nuevo año, y que cambiarían del que se escapa de nuestras manos. Hoy las mujeres se ponen vestidos ajustados y se pintan más de la cuenta las pestañas. Sonríen sin cesar y mandan los mejores deseos para el año que comienza. Los hombres escogen la corbata perfecta, pensando si les combinará con los ojos de la mujer que conocerán esta noche. Hoy es un día de esperanza y de tristeza a la vez. Esperanza porque "hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora" y más que nunca somos dueños de nuestro destino. Tristeza porque dejamos irse por la ventana todo lo que vivimos este año. Yo me quedo con los desayunos continentales en sitios conocidos y otros desconocidos e increíbles. Con tus besos para desayunar, para cenar, y algún día para merendar. Con todas las calles que conocí de tu mano y las veces que grité desde lo alto de alguna montaña. Creo que hoy necesitaría algo así. Estos días me descolocan y me hacen llorar más de la cuenta. Me quedo con la carretera y África desde el bus y mis ojos perdiéndose por el asfalto, las carreteras interminables que tantas cosas me dicen. Desayunos italianos de tostadas con mermelada, pasta todos los días para comer, me quedo con África en verano, con sus colores que te pintan el corazón. Las calles de Madrid acogiéndonos y las paredes rojas dándonos los buenos días. Descubrir playas desiertas y correr atrapando las olas. Esta ciudad nos quiere, aunque a veces quiera odiarnos. Me quedo con mi música, con las canciones que alegran mis mañanas y entristecen mis noches. Con la gente que está ahí y nunca se irá. Aprendí a sonreír aunque nadie me diera los buenos días y terminé valorando la soledad como algo que me hace crecer por dentro. Un plato en la mesa no está tan mal, aunque me derrumbe una vez cada 40 días. Yo aquí sigo, incansable, soñadora, odiando y amando este día. Por lo que trae, por lo que deja irse. Porque nunca me gustó el bullicio en los bares y ser una más. Me gustaría celebrar este día mirando a las estrellas, pidiéndole a cada una de ellas por los que están a mi lado. O escribiendo cartas con los mejores deseos para los de verdad. Pero bueno, me pondré el vestido, me pintaré la sonrisa e intentaré que me aguante toda la noche.

Feliz día, noche, feliz año que comienza. Os deseo muchas sonrisas, que améis de todo corazón y que la vida os llene de esas casualidades que cambian el mundo.