lunes, 1 de noviembre de 2010

Young lovers never die.

Recuerda todos los momentos pasados con él, el amor que ha sentido, la desilusión las lágrimas. Que sufrimiento. Por uno así, además. Lo mira mejor. Ha engordado. Tiene el pelo sucio. Hasta le parece más escaso. Y qué mirada tan inexpresiva. Carente de vida. ¿Cómo podía gustarle tanto? Le echa una mirada. Ni siquiera merece que se le tenga en cuenta. Terrible, la indiferencia. Se despiden así. Después de hablar durante 5 minutos sin haberse dicho nada. Aquel mágico puente ha dejado de existir. Se pone de nuevo en camino, preguntándose adónde habrá ido a parar su amor por él. ¿Cómo es posible que ya no lo pueda sentir? Y, sin embargo, parecía inmenso.

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Un rebelde