sábado, 11 de diciembre de 2010

Tenía tantas ganas como miedo.

Tengo el vicio de hacer todo de golpe, de que me dé igual lo que pase luego. El vicio de reírme sola como una loca mientras recuerdo tonterías. El de caminar sonriendo, sobre todo después de ver a alguien especial. El vicio de no parar hasta caerme, o hasta que consigan pararme. De escuchar la misma canción muchas veces hasta odiarla. De escribir frases sueltas y pensar que algún día alguien me las dirá. El vicio de hacer lo posible para sentirme mejor...El vicio de gastarme el dinero en cosas no productivas. El de no sentirme mal cuando estoy triste, sino el de disfrutar un poco de mi tristeza. El vicio de soplar al aire cuando hace frío. El de dormir y soñar rarezas, soy capaz de inventar otro mundo. El vicio de adentrarme en libros y viviar las historias y sentirlas totalmente mías, y leer poco a poco para no llegar nunca al final. El vicio de fallar en cosas fáciles y acertar las difíciles, una y otra vez. De sentarme atrás en el coche y no pensar en nada. Tengo el vicio de salir a la calle y mirar todo de una manera rara, de hacer encuadres como si fuera a fotografiarlo todo, y también de intentar decir las palabras que encajarían perfectamente en alguno de todos mis folios. Tengo el vicio de siempre creer que no me van a fallar. Y el de empezar las cosas por su final.

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Un rebelde